Roberto Aníbal Passucci fue un ídolo del Boca de los ochenta. Bigote tupido y tapones afilados siempre, sintetizó casi a la perfección lo que millones de hinchas de Boca pedíamos como mínimo para capear años y años de vacas flacas: huevos. Siempre al pie del cañón para jugar con la 2, la 6, la 5, la 11 o hasta yendo al arco como contra Argentinos en el Nacional 83.
Ahora bien, ¿por qué Passucci y no Pescia o Hrabina, Pernía, Giunta, Serna, Mouzo, Suñé o los muchos jugadores que han dejado hasta la última gota de sudor por esta camiseta? La respuesta es clara. La Passucci nace para hacer justicia y Roberto es el justiciero de Boca. Es el jugador que el 27 de octubre de 1985 en territorio enemigo nos vengó a todos, el que fue a la caza del traidor, del judas que por 30 monedas de plata cambió la azul y oro por la camiseta que hoy a mediados de 2011 da sus primeros pasos en el ascenso. El tipo que se plantó frente a la San Martín Baja y se burló de ella. La Passucci en vez de violencia usará el arma de la verdad, del honor, de la mística, del sentimiento. ¿Querés ser un Passucci? Vení a trabar de cabeza con nosotros.