Desde el 26 de junio de 2011, la histórica tarde en que River se fue a la B mientras sus hinchas rompían el Monumental, hasta el también histórico martes 16 de agosto de 2011, noche del debut millonario en el ascenso, La Corpo de River se encargó religiosamente de tratar de levantar el ánimo de la parcialidad riverplatense. Un trabajo arduo de casi dos meses a pura arenga para intentar construir una realidad muy distinta de la que podía observarse a simple vista. Una especie de diario de Yrigoyen. A veces con notas muy graciosas como la cobertura de la goleada al Sub-16 de Kimberley. Otras veces incitando a movidas como la de embanderar los balcones de rojo y blanco para el debut en la B. En el medio, por supuesto no faltaron las notas sobre la avalancha de refuerzos, hinchas, socios, ex jugadores, famosos y todo lo que pasara cerca, que de un día para otro eran usados para tratar de mostrar un River en óptimas condiciones.
Olé, 29 de junio de 2011. Hay que levantar a la tropa rápidamente. Un par de socios se ofrecen a barrer los escombros y viene como anillo al dedo.
Olé, 30 de junio de 2011. La nota habla de 1.000 socios que fueron a protestar. Por las dudas, se incita a que todos los jueves, a la misma hora y en el mismo lugar, se repitan los banderazos. Por supuesto, no pasó nada. En ese momento, haberse ido al descenso era toda una deshonra para los exigentes hinchas de River. Pero era cuestión de semanas convencerlos de que podía ser todo lo contrario. Insólito.
Olé, 30 de junio de 2011. Gran nota con el nuevo DT de River dando sus primeras impresiones. La bajada, por las dudas, aclara que la palabra de Almeyda va directo al corazón del hincha.
Olé, 6 de julio de 2011. El director del diario Olé da la cara ante los numerosos reclamos de sacar el escudito de River de entre los equipos de primera A. Polémica que fue barrida de un plumazo cuando Farinella va a fondo "...¿por qué dejaríamos de darle ese lugar a River sino perjudicamos a nadie. El descenso de River no se compara con el de otros equipos ya que es diferente...". Glorioso. Pocas veces se vio tanta desesperación junta.
Olé, 21 de julio de 2011. Los refuerzos de River empiezan a dar resultado tras el 2-0 durante una práctica ante pibes de Alvarado. Según podemos leer Cavenaghi estuvo "...a full...". Muy bien.
Olé, 26 de julio de 2011. El campeonato engendro que quiso hacer la AFA para la temporada 2012/13 significó una tapa cargada de deseos. Muy lograda.
TN, 27 de julio de 2011. Una de las mejores sin dudas. La máquina millonaria calentaba motores para su debut en la B. Todo suma.
Olé, 3 de agosto de 2011. Notamos algunos síntomas de soberbia en el título. La victoria 4 a 1 a Defensores de Belgrano, aunque nos parezca insignificante, no lo fue. El último párrafo así lo confirma: "...el Dragón fue el rival de mayor categoría con el que se enfrentó el Millonario. Encima Defensores pudo haber sido uno de sus rivales en Segunda si hubiera ganado la Promoción...". Sin palabras.
Olé, 3 de agosto de 2011. Gran movida para que todos los hinchas de River cuelguen banderas en sus ventanas o balcones el martes 16 de agosto y así demostrar que la Argentina estaba pendiente del debut de River en la B. Gran frase la "...los hinchas de River, los que sufrieron la peor mancha de la historia, siguen poniendo su cara, su fanatismo, su amor por los colores y van a embanderar el país...". Fuera de toda joda. ¿Alguien vio aunque sea una bandera?
Clarín, 6 de agosto de 2011. A los botes señores. El agua tapó todo y La Corpo de River, tal vez demasiado angustiada, empezó a perder los estribos. Una nota desopilante de Gustavo Yarroch que no tiene desperdicio. Para guardar de recuerdo.
Olé, 8 de agosto de 2011. Impresionantes columnas de humo. Almeyda encabezó la iniciativa, Arano se plegó rápidamente y por las dudas Olé apretó el acelerador.
En este contexto algo barroco (?), el partido contra Chacarita por la primera fecha de la B Nacional fue presentado como una especie de final donde el hincha de River iba a poder demostrar de una vez por todas su apoyo incondicional al equipo. Cosa que a lo largo de la historia no pasó nunca. Pero ante tamaña operación de prensa, a La Passucci no le quedó más remedio que sentarse frente al televisor para cagarse de risa ser testigo de una supuesta muestra de fidelidad conmovedora. Pero ¿qué pasó exactamente esa noche? Ahora vamos a ver.
En los días previos a ese martes 16 de agosto hubo muchas idas y vueltas sobre el escenario a cobijar el bendito debut de River en la B: el Tomás Ducó o River. La única certeza es que el acceso iba a ser sólo para socios millonarios que debían canjear sus entradas y retirarlas en el mismo Monumental el día sábado 13 de agosto. Imaginamos al Olé de Farinella ya apostado com bombos y platillos para mandar tapa sobre el apoyo multitudinario hacia el River de Almeyda. Pero calenchu hermano (?), te quedaste con las ganas. La verdad fue lapidaria: boleterías vacías. Sigamos.
Finalmente se decidió jugar en Núñez pero con el anillo superior clausurado por el GCBA. Cosa que a último momento se tiró para atrás. Acá hay un punto oscuro. Con el anillo superior habilitado, River podía meter hinchas hasta en la Centenario alta. El comunciado oficial del club de Núñez fue que el GCBA habilitó finalmente todo el anillo superior menos la Centenario. ¿Verdad o miedo al papelón de un estadio semivacío? Vamos a darle la derecha a River creyendo en su versión de que el estadio fue finalmente habilitado para 41.000 espectadores. OK, ya teníamos asumido que la Centenario alta iba a estar vacía, pero ¿qué pasó en el resto del estadio?
Con la salida de los equipos a la cancha el panorama en cuanto a la concurrencia de hinchas fue muy pobre, siendo bastante generosos. Huecos por todos lados como podemos ver en la San Martín Alta y hasta en la Sívori Alta. En la platea Belgrano la cosa era más escasa aun. Lo de la San Martín Baja directamente era desolador. Si el estadio estuvo habilitado para 41.000 personas, y vemos estas fotos, ¿cuánta gente hubo realmente en la cancha ese 16 de agosto? Poca. O mucho menos del fenómeno con el que machacaba Olé durante aquellos días.
Más allá de si fue 30.000 el número de hinchas presentes, lo cierto es que el Olé de Farinella no pudo ni siquiera deslizar el concepto de estadio lleno. Otra vez calenchu querido (?). Así que con gran habilidad, cambió sobre la marcha y le buscó la vuelta para seguir en su ardua tarea de arengar al hincha de River. Cosa que no tiene nada de malo. Pasa que se les fue la mano y ya todos nos dimos cuenta.
Porque titular ese mismo 16 de agosto que el hincha de River cantó durante todo el partido no sólo causa gracia. Es mostrarse desesperado y negando una realidad inapelable: cuando el hincha de River tuvo que alentar, rompió su estadio. Y cuando tuvo que estar, faltó. Lo sentimos mucho.
Porque titular ese mismo 16 de agosto que el hincha de River cantó durante todo el partido no sólo causa gracia. Es mostrarse desesperado y negando una realidad inapelable: cuando el hincha de River tuvo que alentar, rompió su estadio. Y cuando tuvo que estar, faltó. Lo sentimos mucho.