Hace unos tres años, La Corpo de River arrancó su arduo trabajo para levantarle la moral a los hinchas millonarios. En aquellos comienzos las operaciones consistían básicamente en inventarle ídolos y en presentar a River lo más parecido posible a Boca. Eran tiempos en dónde sin titubear se parafraseaba cada dos por tres a su por entonces presidente y se hablaba de Aruba. Ningún hincha millonario sospechó lo que se estaba gestando y procediò mansamente a comprar máscaras de Shrek el nuevo River. Uno que aplaudiría a Gerlo.
El tiempo fue pasando y la dura realidad obligó a que el trabajo para mantener al hincha de River feliz sea cada vez más esforzado. Fue ahí cuando estos medios empezaron a hablar sistemáticamente de tablas de recaudaciones y del fervor del hincha de River agotando siempre sus 3.500 o 4.000 entradas como visitante. El River histórico, el del paladar negro, quedaba en coma cuatro y con el cable del respirador artificial haciendo corto.
Como la cosa se empezó a poner más complicada en serio, tanto en lo institucional como en lo deportivo, La Corpo apretó el acelerador armando una realidad paralela para que el, hasta entonces, exigente hincha de River, no se diera cuenta de lo que estaba pasando. Le instaló la cultura del aguante. Lo racinguizó a la fuerza. Le dio un supuesto “Premio al aliento” por quedarse callado en la Bombonera. Le vendó los ojos y le endulzó el oído. Y el hincha de River, cayó en la trampa. Rifó su identidad y empezó a hablar de los parlantes que usa La 12 para las trompetas. Cuando algunos se acordaron de abrir los ojos, se vieron con el agua al cuello. Ya era tarde. El descenso era un hecho.
Pero a partir de irse a la B, la operación mediática redobló la apuesta. Se repitió día y noche que River era un fenómeno popular, que la pasión no sabía de categorías, que River era pueblo movilizado a nivel nacional y que sus partidos daban picos de rating impresionantes. Con Almeyda como piloto de motociclismo (?), con ídolos que volvían a poner el hombro, con jugadores con carnet de socio y hasta con un reality show en el cable. Y con la enorme caradurez de, con la temporada empezada, instalar la idea de que Boca no jugaba a nada, que en la B se jugaba mejor y se pegaba menos que en la A, o directamente que River jugaba mejor que Boca.
El tiempo fue pasando y la dura realidad obligó a que el trabajo para mantener al hincha de River feliz sea cada vez más esforzado. Fue ahí cuando estos medios empezaron a hablar sistemáticamente de tablas de recaudaciones y del fervor del hincha de River agotando siempre sus 3.500 o 4.000 entradas como visitante. El River histórico, el del paladar negro, quedaba en coma cuatro y con el cable del respirador artificial haciendo corto.
Como la cosa se empezó a poner más complicada en serio, tanto en lo institucional como en lo deportivo, La Corpo apretó el acelerador armando una realidad paralela para que el, hasta entonces, exigente hincha de River, no se diera cuenta de lo que estaba pasando. Le instaló la cultura del aguante. Lo racinguizó a la fuerza. Le dio un supuesto “Premio al aliento” por quedarse callado en la Bombonera. Le vendó los ojos y le endulzó el oído. Y el hincha de River, cayó en la trampa. Rifó su identidad y empezó a hablar de los parlantes que usa La 12 para las trompetas. Cuando algunos se acordaron de abrir los ojos, se vieron con el agua al cuello. Ya era tarde. El descenso era un hecho.
Pero a partir de irse a la B, la operación mediática redobló la apuesta. Se repitió día y noche que River era un fenómeno popular, que la pasión no sabía de categorías, que River era pueblo movilizado a nivel nacional y que sus partidos daban picos de rating impresionantes. Con Almeyda como piloto de motociclismo (?), con ídolos que volvían a poner el hombro, con jugadores con carnet de socio y hasta con un reality show en el cable. Y con la enorme caradurez de, con la temporada empezada, instalar la idea de que Boca no jugaba a nada, que en la B se jugaba mejor y se pegaba menos que en la A, o directamente que River jugaba mejor que Boca.
Se pidieron jugadores de River para la selección, se propuso nacionalizar a Carlos Sánchez y hasta se afirmó que este River de la B, en la A hubiera peleado el título. Parece joda, pero no estamos exagerando en nada. Todo eso se dijo y muy en serio. Y el hincha de River, volvió a tropezar con la misma piedra. Festejó los siete goles a Atlanta y llenar la mitad del estadio Kempes, como grandes logros. Eran tiempos en donde todos veíamos a River dar lástima. Todos, menos los hinchas de River que una vez más cayeron en la tentación de comprar lo que La Corpo le vendía: espejitos de colores. El hincha de River demostró mucha torpeza. Una vez te podés equivocar. Dos, ya no. Eran momentos en donde Almeyda pedía jugar un superclásico todas las semanas.
Todo siguió más o menos en la misma tónica hasta el histórico viernes 2 de diciembre de 2011 cuando el Passucci LG nos mandó un mensaje:
“YA MISMO... ENTREN Y CAPTUREN. NO SE PUEDE CREER....”
Pensamos que íbamos a ver lo de siempre: instructivos para que el hincha de River sepa cómo comprar su entrada, o tal vez 100 personas en la puerta de un hotel. Pero no, nos equivocamos. Todo lo que vino pasando hasta ese momento quedó reducido a cero luego de las descomunales (?) declaraciones de Matías Almeyda, por supuesto difundidas en primera plana de La Corpo de River: “la B se parece al Calcio”. A partir de ese momento, a partir de esa frase, ya nadá será igual.
Esa noche en La Passucci hubo un fuerte debate entre los 12 Apóstoles. Por ahora ganó el ala racional (?) por lo que nos vamos a quedar en este humilde post. Pero nos juramentamos ayudar al hincha de River para que no lo sigan tomando de pelotudo. Porque una cosa es que le exageren, le armen una realidad paralela, le distorsionen los hechos. Pero que le mientan así en la cara es una burla.
Nuestra primera acción fue lanzar en twitter el HT #LaBsePareceAlCalcio. ¿Para qué hicimos esto? Para que se convierta en TT y la frase dé la vuelta al mundo si era posible. Entre el viernes 2 a la noche y el sábado 3 hasta el mediodía, #LaBsePareceAlCalcio y @LaPassucci fueron tendencias en Twitter, Nuestra primera acción se puede considerar un éxito. Pero sabíamos que lo verdaderamente trascendente estaba por venir en esas gloriosas horas que siguieron.
Lo que pasó durante ese fin de semana, esperamos de todo corazón que sirva para que el hincha de River abra de una vez por todos los ojos y deje de comprar espejitos de colores. El sábado 3 de diciembre River perdió con Boca Unidos sobre la hora. El partido terminó a los empujones y con escándalo. Bien a lo River (?). Y el domingo 4 Boca salió campeón del fútbol argentino.
Si esto no hace de bisagra en la historia de River ya no entendemos más nada. O estos muchachos despiertan ahora o los perdemos para siempre. Si es que ya no los perdimos (?).
Por eso convocamos a todos los Passuccis a que en este fin de año, levantemos una copa para brindar y reservemos uno de los tres deseos para el Club Atlético River Plate. ¿Para que vuelva a la A? No señor. Para que no lo sigan tomando de boludo.