La clave para que tipos como Blas Armando Giunta sean palabra santa en Boca, no es pegar un par de patadas. Eso lo puede hacer cualquiera. De hecho, hasta un jugador de River puede querer vender humo y hacerse el loquito.
Acá estamos hablando de otra cosa. De jugar con la camiseta de Boca, tal como juega la hinchada boquense en las tribunas. Dando todo y un poco más. De representar al hincha de Boca dentro del campo de juego. Es muy fácil la ecuación. Una hinchada que alienta incondicionalmente hasta convertirse en un jugador más, que es sinónimo de garra, de pasión, de no bajar los brazos ante la adversidad, quiere ver jugadores con esas características vistiendo la camiseta de Boca. Y el Passucci Giunta era todo eso y algo más. Jugaba con las revoluciones pasadas. Algo que para otras hinchadas que seguramente priorizan lo racional, puede ser criticable por una eventual expulsión. Hay que ser tibios para pensar así eh... Acá priorizamos el corazón por sobre la razón. Y tener en Boca a tipos que piensen así es un honor. Veamos dos ejemplos del Passucci Giunta en acción:
Acá estamos hablando de otra cosa. De jugar con la camiseta de Boca, tal como juega la hinchada boquense en las tribunas. Dando todo y un poco más. De representar al hincha de Boca dentro del campo de juego. Es muy fácil la ecuación. Una hinchada que alienta incondicionalmente hasta convertirse en un jugador más, que es sinónimo de garra, de pasión, de no bajar los brazos ante la adversidad, quiere ver jugadores con esas características vistiendo la camiseta de Boca. Y el Passucci Giunta era todo eso y algo más. Jugaba con las revoluciones pasadas. Algo que para otras hinchadas que seguramente priorizan lo racional, puede ser criticable por una eventual expulsión. Hay que ser tibios para pensar así eh... Acá priorizamos el corazón por sobre la razón. Y tener en Boca a tipos que piensen así es un honor. Veamos dos ejemplos del Passucci Giunta en acción:
4 de noviembre de 1989, cancha de Huracán. San Lorenzo 2 - Boca 2. Un policía trató de esconder la pelota para demorar la reanudación del juego.
16 de mayo de 1992, Bombonera. Boca no le pudo ganar a Newells y desperdició una gran chance de alcanzarlo en la punta, cosa que empezó a poner el Clausura 92 cuesta arriba. El Pájaro Domizzi habló de más con el partido terminado y tuvo que salir corriendo hacia los vestuarios.
Como vemos, el Passucci Giunta no contempló expulsiones ni sanciones de oficio. Actuó con el corazón. Que otras hinchadas desprecien a esta clase de jugadores no hace otra cosa que confirmar que el hincha de Boca es único. Somos nosotros los que valoramos a los tipos que se esfuerzan, que luchan, que ponen lo que hay poner y nunca se dan por vencidos defendiendo la camiseta de Boca. ¿Por qué? Porque así somos nosotros. Como fue el Passucci Giunta.