El Jugador Nro. 12 siempre fue y es, por lejos, la hinchada más innovadora del fútbol argentino, a la hora de poner banderas a lo largo de la tribuna, de ponerlas a lo ancho, a la hora de llevar sombrillas o campanas como la de Quique. En La 12 vimos bombos tocados arriba del paravalanchas (ya tendremos un post), escuchamos la trompeta del Abuelo, las bengalas y hasta hubo innovaciones que causaron ruido entre la gente que tiene dos o menos neuronas en la cabeza, como fue la bandera negra para mostrar su disgusto o los parlantes para los trompetistas. La barra de Boca pudo o puede generar controversias por muchas cosas extrafutbolísticas que aquí también repudiamos. Pasa que en La Passucci elegimos ver las cosas positivas (repetimos que jamás nos meteremos porque condenamos todos los episodios que tengan que ver con la violencia) y dentro de esas cosas para destacar están sus innovaciones. Hoy elegimos una no tan conocida: la llamamos “Cantina El Jugador Nro. 12”.
El 8 de septiembre de 1985, por la fecha 10 de la temporada 85/86, Boca jugó con Instituto de Córdoba en la Bombonera. Ganamos 3 a 1 con 2 goles del pibe José Luis Irazoqui que ese día hizo una aparición fulgurante (?) (mamita querida, pensar que hoy muchos se quejan de la realidad de Boca. Igual hoy estaría más que bueno tener un Hrabina, Passucci y Olarticoechea para poner la cara por la azul y oro). Lo curioso de ese día es que La 12 montó en la tribuna Natalio Pescia todo el colorido de una clásica cantina italiana de la calle Necochea. Guirnaldas, banderas italianas, banderines, un verdadero show. Compartimos con ustedes un par de imágenes y también el gol del empate de la Pepa Irazoqui donde vemos a la cantina en plena acción durante el festejo del gol de Boca.
En las buenas y en las malas, la hinchada de Boca no sólo es un show de aliento, también es el espectáculo más grande del mundo.