10 de noviembre de 1991, Bombonera. Boca recibe a River promediando el torneo Apertura y no pasa del 0 a 0. Resultado que imposibilitaba descontarle puntos a ese River puntero y prácticamente sentenciaba las chances boquenses de llegar al título.
Pero los #SoldadosDeLaBombonera sumamos desde aquella lluviosa tarde a un nuevo integrante en sus filas: Guillermo Rivarola.
El defensor jugaba por primera vez en la Bombonera y contaba sus sensaciones. Nada que a esta altura no sepamos pero que queremos compartir con todos para seguir tomando conciencia del efecto que produce la Bombonera en los rivales. Es verdad que el grito del hincha de Boca es atronador, pero ese grito puesto en otros estadios más grandes, corre peligro de perder un poco de intensidad. En cambio ese grito salvaje dentro de la Bombonera se potencia a niveles insospechados. Gracias a sus tribunas empinadas y superpuestas, que producen una acústica única e irrepetible, la Bombonera es un factor más que nos juega a favor. Muy a favor si tenemos en cuenta que este testigo, y más precisamente un jugador de River, habla lisa y llanamente de “tratar de no enloquecer”.
La Bombonera hay que ampliarla. Pero jamás jubilarla.
Fuente: revista El Gráfico número 3762 correspondiente al 12 de noviembre de 1991.