30 de septiembre de 2013. En una extensa nota a raíz de haber alcanzado el récord de Marzolini con 194 partidos jugados en la Bombonera, Juan Román Riquelme habló largo y tendido con Monroig de ESPN.
Recuerdo va, recuerdo viene, la entrevista fue rememorando la gloriosa campaña de Riquelme en Boca. Como era de preveer. Hasta que la última pregunta pateó el tablero.
El periodista puso sobre la mesa el tema de la camiseta suplente color rosa y Riquelme contestó sin hacerse el distraído ni poniéndose el casette.
Riquelme trabó de cabeza sin raspar tibias ni peronés. Sin fracturar a nadie. Pero fue muy claro al respecto y trabó contundentemente por la mística de Boca. Y ese gesto, en medio de tantos silencios cómplices, se lo valoramos tanto o más que cualquiera de sus títulos con nuestra camiseta. Esa que no es ni violeta ni rosa. Es azul y oro. Los colores que siempre vamos a querer usar.