Husillos la bajó de cabeza y Alves la empuja al gol. Boca consuma una nueva hazaña. De 1-3 a 4-3.
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16 de septiembre de 1978, Bombonera. Festival a toda orquesta del Boca muletto del Toto Lorenzo recibiendo a Chacarita por la segunda rueda del Metro 78. Mientras los titulares se preparaban para abrir la llave semifinal con River, los suplentes arrancaban con media hora a toda orquesta. Un tiro en el palo, un gol, dos salvadas en la línea, varias atajadas. En total siete llegadas claras. Pero lo que parecía un trámite de repente, se complicó. Y bastante.
Un gol insólito regalado por Santos y un penal infantil pusieron a Chacarita arriba al término del primer tiempo. Derrota parcial que sumaría un nuevo gol visitante a los 15 de la segunda parte.
Con media hora por delante, y el campo de juego convertido a esa altura en un verdadero barrial, ya nadie recordaba aquel arranque con pases al ras del suelo, cambios de frente y subidas escalonadas de los laterales con sus respectivos relevos. Llegaba la hora de empezar a quemar las naves.
Y a fuerza de centros, rebotes y el empuje de la hinchada de Boca, potenciado por el efecto Bombonera, aquel 16 de septiembre de 1978, ocurrió un nuevo milagro. Descuento, empate y gol agónico para dar vuelta el partido. Todo en poco más de 20 minutos. Inolvidable.
Malas noticias para River entonces, que se está enterando en este momento (?) que no es el único equipo que ganando 3 a 1 en cancha de Boca termina acurrucado en su arco, pálido y con el partido dado vuelta.
Estos partidos, ganados con el corazón y sin mucha explicación táctica, son los que fueron forjando gran parte de la identidad de Boca. Por eso es muy importante tenerlos presentes. A todos nos gusta ganar 5 a 0 bailando al rival. ¿Pero qué hacemos cuando no se puede golear? ¿Y qué hacemos si ganamos 1 a 0 jugando bien pero nos encontramos perdiendo 3-1 a falta de 25 minutos? Jugar a lo Boca. Eso es lo que hay que hacer. Arriesgar. Ir y luchar hasta el final. Que si jugadores e hinchas apostamos por un milagro la historia nos demuestra que los milagros ocurren. Y mucho más seguido que lo que algunos creen.
Fuente: revista El Gráfico número 3076 correspondiente al 19 de septiembre de 1978.