Mayo de 1977. Boca no había ganado nunca la Libertadores pero Pancho Sá tenía claro qué mandamientos había que cumplir para poder llevar la Copa a nuestras vitrinas. Y parece ser que un buen copero encaja perfectamente con muchas cualidades que vienen en el ADN boquense. ¿Casualidad? De ninguna manera.
El apoyo de la hinchada, la condición de local, el cajonear el jogo bonito si hace falta sin complejos y no bajar nunca los brazos nos convierten en un buen copero. Pero más importante que eso, nos definen. Son rasgos que hacen a nuestra identidad y que no nos avergüenzan sino más bien todo lo contrario. Nos enorgullecen.
Fuente: revista El Gráfico número 3006 correspondiente al 17 de mayo de 1977.