22 de octubre de 1989, cancha de Atlanta. Por la primera rueda de la temporada 1989/90 Boca visita a Argentinos Juniors en Villa Crespo y empataba 0 a 0 cuando a los 43 minutos del primer tiempo el árbitro Juan Carlos Demaro se vio obligado a parar el partido.
Uno de los paravalanchas de la tribuna de Boca cedió por la presión de la gente y se terminaron rompiendo dos tablones, cosa que provocó la caída de muchos hinchas al vacío. Lo que horas después se confirmó como una desgracia con suerte por no haber personas fallecidas, en el momento fue pura confusión y nervios. Y en un escenario con semejantes características hubiera sido bastante lógico que empezaran a verse incidentes. Pero no. La hinchada de Boca esa tarde dio un ejemplo de solidaridad. Todos. Barras e hinchas comunes se unieron y le pusieron el pecho a la situación ayudando a las ambulancias.
En momentos de este tipo es cuando la gente muestra sus miserias o da lo mejor de sí mismo. Y aquella tarde el Jugador Nro. 12 hizo un cordón humano y empezó a sacar a los heridos afuera de la cancha para ser trasladados lo más rápidamente posible adonde puedan ser atendidos.
El único indicio de violencia fue el "Grondona hijo de puta" que surgió espontáneamente desde la tribuna de Boca, desbordada de gente como siempre y llevando una verdadera marea humana a la cancha de Atlanta.
Finalmente el partido se suspendió y continuó recién en marzo de 1990 en Vélez, sin abrirse el marcador.