11 de octubre de 1992, Bombonera. Detrás de esa fila de héroes como Márcico, Giunta y Cabañas saliendo al campo de juego, detrás de esa pared blanca de papelitos y serpentinas cayendo desde las tribunas, si se afina la vista podrá verse ahí en la tribuna de socios a una gallina sostenida para ser lanzada apenas River pisara el campo de juego.
Costumbre que sólo tenía como objetivo recordarle a los jugadores millonarios que son gallinas por el solo hecho de ponerse esa camiseta.
Aquella tarde Hernán Díaz revalidó el mote errando un penal que permitió un triunfo clave de Boca en nuestra desesperada lucha por salir campeón.