Mayo de 1997. Promediando una campaña muy floja en el Clausura 97 lo único rescatable de aquel Boca era el rendimiento de Toresani. Nada del otro mundo pero cumpliendo uno de los mandamientos de nuestra historia. Meter y meter. Correr y luchar. Y el Huevo daba una nota y terminaba en lo inevitable. Analizar el ADN boquense y comparar el mundo Boca con el mundo frío River. Toresani fue clarito y no sería la única vez que diría lo que a muchos hoy les encanta ocultar.
Fuente: revista El Gráfico número 4050 correspondiente al 20 de mayo de 1997.