Año 1913. Que cuatro socios de River hayan evaluado seriamente prender fuego su cancha para cobrar un seguro y salvar problemas económicos, es grave. Que estos cuatro tipos hayan llevado a cabo su plan, ya es el colmo pero al mismo tiempo muy triste. Ahora, que encima hayan fallado, es de muy, pero muy boludos improvisados.
El hincha riverplatense, en este caso el socio, ante situaciones adversas, difíciles, en lugar de poner el pecho y enfrentarlas con dignidad y sobreponiendo el amor al club, reacciona casi siempre en forma muy agresiva. En 2011, rompió su estadio. En 1913 quiso quemarlo.