En esta lucha sin cuartel en defensa de la mística boquense, La Passucci cuenta con un poderoso aliado: la verdad. Y la verdad, aunque para algunos sea muy dolorosa, es la que usaremos como arma en esta oportunidad, para desenmascarar una leyenda urbana: “River último en la tabla de posiciones pero primero en recaudaciones”. Una mentira absoluta e insostenible que cierto sector del periodismo quiso instalar a partir de aquel histórico Apertura 2008 y que, de tanto repetirla, muchos terminaron creyendo. Pero nosotros, no. Y a las pruebas nos remitimos.
Cuando hablamos de cierto sector del periodismo nos referimos puntualmente a la Corpo de River (?): la sección Deportes de Clarín y el Olé de Farinella. El primero equivocándose en forma llamativa y el segundo ignorando información.
¿Por qué decimos que Clarin se equivocó? Por la nota del 29 de mayo de 2009, donde el prestigioso (?) periodista Hernán Castillo, a quién a esta altura suponemos simpatizante millonario, afirmó con mucha seguridad un dato que no es cierto. La campaña por un River Nacional y Popular daba en aquel momento, sin que muchos lo supiéramos, sus primeros pasos.
Un par de meses antes, hay que tomar nota de un olvido (?) bastante llamativo que tuvo el diario Olé. En el especial de Boca Campeón 2008 no se publicó una habitual sección en ese tipo de entregas: la cantidad de entradas vendidas. Al principio nos pareció muy raro que no se haga mención alguna a que Boca fue líder en recaudaciones, sin vender entradas en los clásicos y con menos cantidad de tickets disponibles cuando jugaba de visitante. Pero a la luz del rumbo tomado por dicho diario deportivo desde que el director no es otro que un tal (?) Farinella, todo cierra.
Con semejante escenario, La Passucci se vio obligada a una misión secreta: infiltrar el edificio de la AFA en busca de los datos verdaderos para que el hincha de Boca no se deje engañar. En una acción de tipo comando, 13 minutos fueron suficientes para revisar en detalle y fotografiar la Memoria y Balance 2008/09, única publicación oficial donde queda asentada la cantidad de entradas vendidas por todos los equipos del fútbol argentino. Adjuntamos las pruebas demoledoras de los números: en el Apertura 2008 Boca vendió 186.141 entradas y River, 155.661.
A partir del Clausura 2009 la Corpo de River tuvo viento de cola cuando la dirigencia de Boca, a raíz de la balacera en el Mc Donalds de Parque Lezama, dejó de vender entradas en los partidos jugados en la Bombonera. Momento de la historia en que Boca prácticamente desaparece de las tablas de recaudaciones y deja el camino libre para que River lidere, por fin y de una vez por todas, las ventas de entradas del fútbol argentino. Eso sí, con capacidades de los estadios muy restringidas y acceso de público visitante reducido a 4.000 espectadores promedio. Muy diferente al escenario de un Boca primero en recaudaciones durante décadas y décadas por llevar, por ejemplo, 29.000 espectadores a cancha de Independiente. O por tener que usar la tribuna local del Gigante de Arroyito. O la pila de casos en que llenó la cancha de Vélez para ser visitante de los Platense, Español, Estudiantes. Es más, un escenario donde los dirigentes de River tuvieron que ponerse los pantalones para que Boca directamente no le copara el Monumental en los superclásicos. Cosa que pasó hasta hace muy pocos años. Pero no nos vayamos de tema.
Ya más acá en el tiempo, la Corpo de River se dedicaría casi exclusivamente a fabricar interminables bombas de humo. Como poner con título catástrofe que los simpatizantes de River agotaron las populares de la cancha de Argentinos Juniors. O por ejemplo fogonear para que los hinchas cuelguen banderas rojas y blancas en los balcones para el debut en la B Nacional. O la movida del millón de socios virtuales. Todas cosas que, obviamente, quedaron en la nada y no hacen otra cosa que demostrar la desesperación por convertir a River en lo que es Boca: el equipo más popular de la Argentina. Algo que los hinchas millonarios anhelaron históricamente y recién hoy se animan a admitir. Para ellos, un mensaje final: sigan participando.