Que todavía existan hinchas de River que se animen a cargar a Boca, ya de por sí es bastante curioso. Aunque como sabemos que son grandes negadores de la realidad y compradores compulsivos de una realidad paralela que les venden en los kioscos de diarios, no nos queda otro camino que aceptar al hincha millonario tal como es.
Ahora, que puntualmente un riverplatense nos haya mandado un mail el viernes 14 de octubre de 2011 en donde termina despachándose con un “bostero te hiciste hincha de Belgrano” nos puso de muy mal humor. Y cuando nos enojamos, nuestra terapia es juntarnos a hojear revistas de fútbol. Algunas muy viejas y otras, de no hace tanto. Así que empiece a temblar amigo, porque para su información, el doblecamiseta es usted.
En un par de horitas nomás, pudimos armar un salpicado del hincha de River y su doblecamisetez (?) eterna. Una marca registrada a lo largo de la historia. Algo que o usted no recordaba, o recordaba pero se niega a aceptar. No importa. En cualquiera de los casos, tome nota por favor:
4 de julio de 1976, cancha de Unión. Por la ronda final del Metro, Colón y Boca jugaban en Santa Fe. Como River había jugado el día anterior en esa misma provincia ante Unión, la Gorda Matosas, símbolo de la hinchada millonaria, se quedó un día más para ir a la cancha con la camiseta sabalera. Eso sí, por lo menos llevó una vinchita de River. Todo sea por hacer fuerza para que Boca pierda.
Ponerse las camisetas del Real Madrid, Milan, Santos, Palmeiras, Cruz Azul o Bayern Munich es una cosa. Ahora, ya usar la de Colón nos parece un poco demasiado.
Si algo caracterizó siempre al Jugador -1, es ser primero anti-Boca y recién después simpatizante de River.
Fuente: revista El Gráfico número 2961 correspondiente al 6 de julio de 1976.
18 de junio de 2000, estadio Monumental. Los hinchas de River se pusieron camisetas de Palmeiras y hasta le pidieron a Costa Febre que vaya a San Pablo a relatar los goles del Verdao. River le ganó 2 a 0 a Talleres pero eso fue lo de menos. La cosa era doblecamisetear en la previa de la final de la Libertadores.
26 de noviembre de 2000, estadio Monumental. La mala onda se palpaba en el ambiente tras una goleada del Vasco da Gama unas horas antes por la Mercosur. Pero nada mejor que levantar el ánimo y sacanr fuerzas de donde no había, usando camisetas del Real Madrid para hinchar por los merengues en la final Intercontinenetal a jugarse en 48 horas. Ah, River 4 Belgrano 2.
14 de diciembre de 2007, Rivermanía. Desesperación. Esa es la sensación vivida en el estadio Monumental. Y tan así fue, que en plena presentación de Diego Simeone como flamante técnico de River, ágiles manos le tiraron al Cholo una camiseta del Milan para que sacara fotos. Poco importó que estuviera identificado mucho más con el Inter. La cosa era doblecamisetear y Rivermanía fue como miel para las moscas. Largas colas de hinchas de River comprando la rossonera para doblecamisetear.
Que el hincha de River es un auténtico doblecamiseta no queda ninguna duda. Todos sabemos que su odio a Boca está a la misma altura, o más, de su amor por River.
Y para dejar bien en claro las cosas, estamos hablando de ser doblecamiseta. O sea de ponerse otra camiseta para hinchar por un equipo del que no se es hincha.
Festejar derrotas ajenas, lo hacemos todos y es parte del folclore. Aunque ahí también la hinchada de River demostró que es capaz de disfrazarse de otra hinchada y levantar con orgullo otros colores. ¿Se acuerda?
2 de diciembre de 2001, cancha de Racing. River se jugaba el campeonato visitando al Racing de Mostaza Merlo. Pero siempre es más tentador doblecamisetear que gritar fuerte por River. El empate final 1-1 casi que dejó el título en Avellaneda, pero la alegría de usar otra camiseta y otros colores no se las quita nadie. Por fin Boca había perdido y la situación exigía archivar los colores de River para otra ocasión.
Mire qué distintos somos, usted es doblecamiseta y nosotros no. Pero todo bien. Sólo que desde La Passucci no avalamos ese tipo de conductas.
El domingo 16 de octubre de 2011 en la Bombonera, su pronóstico y el de La Corpo de River en general, hicieron agua. Y eso que en los días previos se fogoneó incansablemente desde esos medios de comunicación, la presencia de globos celestes, plaquetas, camisetas de Belgrano, mucha fiesta y hasta un telón gigante que supuestamente iba a decir “Eternamente gracias”.
El Jugador Nro. 12, ese verdadero fenómeno con más de 100 años de historia ininterrumpida alentando a su equipo, no mordió el anzuelo.