12 de diciembre de 1991, estadio Monumental. River cae derrotado 1 a 0 ante Argentinos Juniors, pero la derrota horas antes de Boca en La Plata lo consagra campeón del Apertura 91 antes de empezar su partido.
Pero la fiesta (?), según podemos leer en la crónica de la Sólo Fútbol fue de “ánimos aplacados”. Una forma muy respetuosa de contar lo que debe haber sido esa tarde de agobiante calor el freezer Monumental.
Hay varias lecturas para hacer al respecto. Primero, ensayar una justificación de día y horario incómodo cuando estás a 90 minutos de salir campeón y jugás un jueves a las 19 hs.. Segundo, no llenar la cancha. Tercero, que los dirigentes tengan que usar los parlantes y el tablero para arengar a la gente a que vaya al Obelisco a festejar. Y cuarto, el colmo, que encima no vaya casi nadie al Obelisco. Quinto, las excusas de por qué no fue nadie al Obelisco.
Ya habíamos vimos en otro post que dos fechas después, ante Quilmes, River cerraba aquella gran campaña festejando con un estadio semivacío. Pero esto, coronarte campeón con semejante grado de apatía, por no llamarlo amargura, es insuperable.
