11 de abril de 1998, Bombonera. Boca le da vuelta el partido a River y le termina ganando 3 a 2 por el torneo Clausura. Partido en el que River pudo ponerse 2 a 0 arriba cuando Salas erró un penal en el arco de Casa Amarilla.
Tener de hijo a River es hoy una costumbre instalada. Pero que hinchas y hasta jugadores de River se reconozcan y asuman como hijos nuestros, es lo que realmente hay que subrayar. La cara de Hernán Díaz declarando "no les podemos ganar" es una postal que dice todo lo que muchos otros de ellos callan. Se sienten gallinas, pero ante Boca y en la Bombonera es donde más gallinas se sienten. Y eso los hace morir de vergüenza. Y bronca. O ambas cosas al mismo tiempo.
Tener de hijo a River es hoy una costumbre instalada. Pero que hinchas y hasta jugadores de River se reconozcan y asuman como hijos nuestros, es lo que realmente hay que subrayar. La cara de Hernán Díaz declarando "no les podemos ganar" es una postal que dice todo lo que muchos otros de ellos callan. Se sienten gallinas, pero ante Boca y en la Bombonera es donde más gallinas se sienten. Y eso los hace morir de vergüenza. Y bronca. O ambas cosas al mismo tiempo.
Pasan los jugadores, crecen generaciones nuevas de hinchas, cambian los directores técnicos pero el peso de nuestra camiseta y de la Bombonera es cada vez más influyente en un clásico que hasta fines de los ochenta siempre fue más o menos parejo.
Por supuesto la lista de excusas, esta vez el cansancio, están a la orden del día. Que los arbitrajes, que la suerte, que se lesionó fulano o se resfrió sultano. Pero la verdad es que venir a la Bombonera y tener enfrente miles de hinchas vestidos de azul y amarillo los altera mucho más de lo que creemos.