26 de abril de 1987, Bombonera. Boca recibe a Independiente en la penúltima fecha del campeonato 1986/87. Partido a todo o nada para mantener la ilusión y llegar a la última fecha con chances de dar el zarpazo y dejar sin nada a Rosario Central. Después de varios años, Boca peleaba en serio la posibilidad de salir campeón.
Cancha hasta las manos, mucho barro por la lluvia y minutos finales que fueron una verdadera locura. El Rojo se pone 2 a 1, Boca le tira la cancha encima, lo va a buscar y una media vuelta de Dykstra termina en penal que Comas cambia por gol.
El 2 a 2 mataba las ilusiones de ambos y casi en tiempo cumplido y negándose a bajar la cortina, Boca se tira a ganarlo. Pero jugado en ataque y con el bendito achique de Menotti como arma de autodestrucción defensa, queda mal parado y recibe una contra letal. Independiente se pone 3 a 2 casi sin más tiempo por jugar. Es el final de un sueño. En medio de semejante volcán que era a esa altura la Bombonera, un Gatti sacado pide offside, protesta de más y es expulsado por Calabria.
Ya agotados los cambios fue el Ruso Hrabina quien se calzó el buzo del Loco y se ubicó en el arco de Casa Amarilla para terminar atajando. La personalidad y el sacrificio de Hrabina no la vamos a descubrir nosotros. Pero sí vamos a recordarlos por siempre en nuestros corazones. Y en acciones de este tipo, que a algunos le podrán parecer chiquitas, quedan demostrados los tipos que ponen a Boca por sobre su figura. Con jugadores así, hasta la derrota más dolorosa se hace más llevadera.
Al Ruso ya lo vimos trabar de cabeza, repartir murras, sacarle las ganas de vivir a Troglio (?) y hoy queremos remarcar su vocación de servicio al equipo yendo al arco en un partido que era una brasa hirviendo. No cualquiera lo hace. Y el Quique lo hizo.
Fuente: revista Sólo Fútbol.
Fuente: revista Sólo Fútbol.
Gracias al Passucci José Luis Pelosi