8 de agosto de 2012, estadio Bicentenario de San Juan. Por la final de la Copa Argentina Boca y Racing se enfrentaron para dirimir un campeón a muchísimos kilómetros del escenario pactado originalmente para semejante cita. Como fue de público conocimiento esa final estaba programada disputarse en el estadio Monumental. Pero los dirigentes millonarios se movieron a tiempo, aun con todos los sentidos puestos en sobornar a Patronato ascender y lograron zafar de la octava vuelta olímpica de Boca en Núñez.
La cosa es que aquella noche, la marca que viste a Boca supo llevar adelante una movida relacionada directamente con nuestra mística. Sin hacerse los disruptivos ni los loquitos (?). Tranca. ¿Vieron que se puede?
Habiendo instalado un sismógrafo en las entrañas de la tribuna xeneize pudieron medir los movimientos provocados por la gente de Boca alentando. Movimientos que tocaron sus puntos más altos en el primer gol, en los festejos y en el gol de Racing. Ahí es donde demostramos ser únicos.
Acá no hay ciencia ficción ni relatos arengados por pasquines. Acá hay pruebas concretas. Un sismográfo, miles de personas saltando, cantando y una hinchada que es la mejor del mundo.
Fuente: diario Olé de Farinella correspondiente al 9 de agosto de 2012 (clic para ampliar las imágenes).
Gracias al Passucci Víctor