29 de junio de 1975, cancha de Racing. Por la segunda rueda del Metropolitano 1975 Boca visitó a Racing en Avellaneda tratando de no resignar nada en la persecución a un River que empezaba a flaquear en la punta del torneo.
Cuatro triunfos al hilo hacían prever un escenario donde Boca podría imponer condiciones. Pero nada de eso pasó en el primer tiempo: 0-3 abajo y un penal errado por Nicolau.
Pero lo que era un partido terminado, goleada y golpe a la ilusión de pelear el título cambió en la segunda parte. Un gol de Nicolau a los 50 y otro de Felman a los 62 abrieron la ilusión de la tribuna visitante que creyó, alentó y siguió creyendo aun en el momento bisagra faltando 10 minutos cuando Racing tuvo un penal y lo tiró afuera. A partir de ese momento todo el estadio supo lo que iba a pasar. Boca iba a empujar, el Jugador Nro. 12 iba a empujar y el milagro iba a suceder. Dos goles de Hugo Paulino Sánchez, a los 84 y a los 88 dieron vuelta un partido bien a lo Boca. Metiendo, jamás dándose por vencidos, luchando hasta el final y creyendo en lo que parecía imposible.
Nuestra camiseta y nuestra historia obligan a todo eso. Los de adentro y los de afuera lo saben.