Vamos a hablar de los parlantes. No porque el tema nos apasione sino porque uno de nuestros queridos (?) visitantes, seguramente escribiendo desde divisionales del ascenso, nos insiste permanentemente con que Boca usa parlantes para alentar. También se queja de que nunca le publicamos sus comentarios. Así que estimado señor, no se queje más. Este post es todo para usted así que tómese diez minutos para leernos. Hasta hemos contactado a un ingeniero de sonido para que se hable con propiedad sobre el tema. As{i que ojo (?).
Antes que nada una aclaración: entendemos perfectamente la desesperación del hincha de River por imponer algo que trate de equilibrar la balanza tras la larguísima lista de jugadores millonarios que hablan del aliento de la hinchada de Boca. Pero busquen algo serio. Esmérense. Vamos que ustedes pueden.
Cuando analizamos en exteriores sistemas de sonido que son reproducidos por parlantes o amplificadores, debemos tener en cuenta factores que en lugares cerrados no son tan importantes. La acción de ellos puede modificar drásticamente los resultados obtenidos.
Los principales enemigos del uso de parlantes en lugares abiertos son tres: el viento, los cambios de temperatura y la humedad. Cuanto más grande sea el espacio en donde usemos los parlantes, mayor puede ser la influencia de esos tres factores, cosa que hará prácticamente imposible la propagación del sonido en forma entendible para el oído humano. Su uso en estadios de fútbol es muy limitado.Antes que nada una aclaración: entendemos perfectamente la desesperación del hincha de River por imponer algo que trate de equilibrar la balanza tras la larguísima lista de jugadores millonarios que hablan del aliento de la hinchada de Boca. Pero busquen algo serio. Esmérense. Vamos que ustedes pueden.
Cuando analizamos en exteriores sistemas de sonido que son reproducidos por parlantes o amplificadores, debemos tener en cuenta factores que en lugares cerrados no son tan importantes. La acción de ellos puede modificar drásticamente los resultados obtenidos.
1) Viento
El viento y su velocidad provocan la sensación de que el sonido proviene de un lado distinto al que originalmente se emite, o sea el parlante.
Vayamos al ejemplo de la Bombonera. Si el viento cruza de norte a sur, o sea de Casa Amarilla a Riachuelo, el sonido transmitido haría las veces de hinchada de Boca. OK. Pero si el viento fuera sur, el sonido sería escuchado como si viniera proveniente de la tribuna ocupada por los visitantes. Cosa que es insostenible ya que desde una tribuna ocupada por ejemplo por miles de hinchas de River, no se concibe que empiecen canciones como “las gallinas son así, son las amargas de la Argentina...”. Como tampoco se concibe que desde una tribuna de River se escuche algo parecido a aliento. Pero ese es otro tema.
En las jornadas de viento este u oeste, el origen del sonido debería ser escuchado como si proviniera de las plateas y de los palcos VIP, cosa que no merece mayor análisis.
Por otro lado, en estadios como el de Boca se da un fenómeno bastante común como el de los remolinos de viento. Una variante que complica aun más la tranmisión de sonidos provenientes de parlantes ya que el sonido saldría disparado como por ráfagas hacia todos lados haciendo inentendendible, por ejemplo, la letra de una canción.
La única forma de que un parlante haga las veces de hinchada en un estadio, sería techarlo y que estuviera herméticamente cerrado.
El viento y su velocidad provocan la sensación de que el sonido proviene de un lado distinto al que originalmente se emite, o sea el parlante.
Vayamos al ejemplo de la Bombonera. Si el viento cruza de norte a sur, o sea de Casa Amarilla a Riachuelo, el sonido transmitido haría las veces de hinchada de Boca. OK. Pero si el viento fuera sur, el sonido sería escuchado como si viniera proveniente de la tribuna ocupada por los visitantes. Cosa que es insostenible ya que desde una tribuna ocupada por ejemplo por miles de hinchas de River, no se concibe que empiecen canciones como “las gallinas son así, son las amargas de la Argentina...”. Como tampoco se concibe que desde una tribuna de River se escuche algo parecido a aliento. Pero ese es otro tema.
En las jornadas de viento este u oeste, el origen del sonido debería ser escuchado como si proviniera de las plateas y de los palcos VIP, cosa que no merece mayor análisis.
Por otro lado, en estadios como el de Boca se da un fenómeno bastante común como el de los remolinos de viento. Una variante que complica aun más la tranmisión de sonidos provenientes de parlantes ya que el sonido saldría disparado como por ráfagas hacia todos lados haciendo inentendendible, por ejemplo, la letra de una canción.
La única forma de que un parlante haga las veces de hinchada en un estadio, sería techarlo y que estuviera herméticamente cerrado.
2) Temperatura
El sonido "viaja" más rápidamente a través de aire caliente (debido a que es menos denso) que a través de aire frío. Esto explica probablemente porque se habla de parlantes en el estadio de Boca y no en el de River. Pero siendo rigurosamente estrictos, en lugares exteriores muy abiertos como un estadio, los cambios de temperatura generan efectos refractarios que influyen negativamente en el uso de parlantes.
Por ejemplo, por la mañana, el suelo estará más frío (debido a la acción de la baja de temperatura en la noche) que el aire de las capas superiores que ya reciben los rayos del sol. En estas condiciones, el sonido tiende a bajar entre el límite superior de la capa de aire frío y el suelo, provocando zonas de diferente intensidad sonora y variaciones muy notorias.
En cambio al caer la noche, el suelo aún está caliente por la acción del sol durante todo el día, pero las capas superiores de aire ya están más frescas. En este caso, el sonido tiende a irse hacia arriba.
Este fenómeno provocaría que en los partidos disputados por la mañana, el sonido reproducido por parlantes quede a nivel del campo de juego y no llegue a las tarceras bandejas. En cambio en los partidos disputados durante la tarde o noche, el sonido se escucharía sólo en las partes altas del estadio sin ser percibido en el campo de juego. La solución a esto sería por ejemplo poner parlantes en ambas tribunas de socios y en el mismísimo campo de juego. Pero nos toparíamos con un tercer problema insalvable: la humedad.
El sonido "viaja" más rápidamente a través de aire caliente (debido a que es menos denso) que a través de aire frío. Esto explica probablemente porque se habla de parlantes en el estadio de Boca y no en el de River. Pero siendo rigurosamente estrictos, en lugares exteriores muy abiertos como un estadio, los cambios de temperatura generan efectos refractarios que influyen negativamente en el uso de parlantes.
Por ejemplo, por la mañana, el suelo estará más frío (debido a la acción de la baja de temperatura en la noche) que el aire de las capas superiores que ya reciben los rayos del sol. En estas condiciones, el sonido tiende a bajar entre el límite superior de la capa de aire frío y el suelo, provocando zonas de diferente intensidad sonora y variaciones muy notorias.
En cambio al caer la noche, el suelo aún está caliente por la acción del sol durante todo el día, pero las capas superiores de aire ya están más frescas. En este caso, el sonido tiende a irse hacia arriba.
Este fenómeno provocaría que en los partidos disputados por la mañana, el sonido reproducido por parlantes quede a nivel del campo de juego y no llegue a las tarceras bandejas. En cambio en los partidos disputados durante la tarde o noche, el sonido se escucharía sólo en las partes altas del estadio sin ser percibido en el campo de juego. La solución a esto sería por ejemplo poner parlantes en ambas tribunas de socios y en el mismísimo campo de juego. Pero nos toparíamos con un tercer problema insalvable: la humedad.
3) Humedad ambiente
Mientras el sonido "viaja" por el aire, éste absorbe energía de la forma de onda, atenuándola. Este efecto es importante en frecuencias que van desde los 2 kHz en adelante y se hace más fuerte a medida que la frecuencia es superior. Por esta razón es que cuando oímos una tormenta lejana, sólo oímos frecuencias graves. Las frecuencias más altas se han perdido en la distancia y han sido atenuadas más rápidamente.
La humedad afecta en forma inversa la propagación de sonido en el aire. Es decir, aire más seco absorbe mayor cantidad de energía acústica que aire húmedo. Esto se debe a que el aire húmedo es menos denso que el seco (debido a que el vapor es más liviano que el aire). El estadio de Boca está ubicado en una zona húmeda, en realidad muy húmeda, de la Ciudad de Buenos AIres. Lo que terminaría siendo contraproducente y si de verdad se usaran parlantes se generaría un impacto negativo en la fidelidad del sonido. Ese impacto negativo es conocido con el nombre de “realimentación”.
Este efecto obligaría sí o sí a levantar progresivamente el volumen de nuestro parlante, pero esto nos haría encontrar un punto en el cual comenzamos a oír un sonido continuo. Eso es la "realimentación". Parte del sonido generado por el parlante, termina siendo transmitido, pero la excesiva humedad en el ambiente forma un ciclo continuo de repeticiones.
Mientras el sonido "viaja" por el aire, éste absorbe energía de la forma de onda, atenuándola. Este efecto es importante en frecuencias que van desde los 2 kHz en adelante y se hace más fuerte a medida que la frecuencia es superior. Por esta razón es que cuando oímos una tormenta lejana, sólo oímos frecuencias graves. Las frecuencias más altas se han perdido en la distancia y han sido atenuadas más rápidamente.
La humedad afecta en forma inversa la propagación de sonido en el aire. Es decir, aire más seco absorbe mayor cantidad de energía acústica que aire húmedo. Esto se debe a que el aire húmedo es menos denso que el seco (debido a que el vapor es más liviano que el aire). El estadio de Boca está ubicado en una zona húmeda, en realidad muy húmeda, de la Ciudad de Buenos AIres. Lo que terminaría siendo contraproducente y si de verdad se usaran parlantes se generaría un impacto negativo en la fidelidad del sonido. Ese impacto negativo es conocido con el nombre de “realimentación”.
Este efecto obligaría sí o sí a levantar progresivamente el volumen de nuestro parlante, pero esto nos haría encontrar un punto en el cual comenzamos a oír un sonido continuo. Eso es la "realimentación". Parte del sonido generado por el parlante, termina siendo transmitido, pero la excesiva humedad en el ambiente forma un ciclo continuo de repeticiones.
En resumen, el uso de parlantes en estadios de fútbol en general, y en la Bombonera en particular, puede tener un solo fin: frases cortas de alguna publicidad o algún locutor anunciando la formación de un equipo. Más de eso, no.
Por la ubicación (en medio de la tribuna repleta de gente), la teoría de que el sonido del aliento de la gente es
emitido o amplificado por los parlantes es insostenible. Además, el oído humano es bastante sensible y diferencia fácilmente cuando un sonido, por más fidedigno que sea, sale de un aparato electrónico y cuando sale realmente del cuerpo humano.
Es descabellado suponer que con un parlante pueden reproducirse 90 minutos de una multitud gritando. Las letras de las canciones no serían escuchadas con nitidez, defecto que solo podría solucionarse tratando de aumentar la potencia. Pero el grado de decibeles alcanzado distorsionaría el sonido y afectaría severamente los tímpanos del ser humano. Ni hablar de los hinchas ubicados en las cercanías del parlante. Sus oídos quedarían literalmente destrozados.
Queremos creer que el uso de parlantes en otros estadios y/o tribunas, debe ser usado para los mismos fines. Aunque hay excepciones:
Fuente: diario Clarín correspondiente al 7 de octubre de 1999.
¿Por qué los hinchas de River no se ensañan con los parlantes utilizados en cancha de Racing? ¿Será porque esa noche sólo había 200 simpatizantes millonarios en Avellaneda? Probablemente.
Está claro que La 12 quizo amplificar los sonidos de sus instrumentos de viento (demás está decir que La 12 fue precursora a la hora de llevar trompetas a una cancha). Pero vamos a hacer un ejercicio. Pongámosnos una bolsa de rolitos en el pecho, sentémosnos en la fila 3 de la San Martín Baja y pensemos como un hincha de River. Forzemos la cosa y tratemos de agarrarnos de cualquier hecho para tratar de instalar que la aparición de parlantes no fue para amplificar las trompetas como argumenta La 12. Transportémosnos a la isla de la fantasía y supongamos que a la barra de Boca no le alcanzó con tener un estadio de gran acústica y a más de 40.000 personas gritando. Supongamos que La 12 quiso más y puso un pequeño parlante de X watz para amplificar los gritos. Suponiendo esto llegariamos a una deducción crucial, a una conclusión rotunda: ¡Damas y caballeros, habia aliento para amplificar! Y de esta suposición surge una pregunta que deriva en otras preguntas. ¿Qué es peor? ¿Amplificar un aliento o no alentar y quedarse en silencio?
Ya que hablamos de que los hinchas dde River no alientan, lo que no se puede negar de ninguna manera es el uso de la tecnología electrónica en el Monumental para ayudar, o hasta reemplazar, lo más sagrado que tiene el fútbol: el grito de los hinchas.
Sabido es el papel preponderante del cartel electrónico del estadio Monumental, en otra época llamado Autotrol. Cuando el equipo de Núñez vivió partidos complicados, muchas veces el tablero electrónico fue su jugador Nro. 12.
Incluso algunas veces con el estadio lleno, ese tablero era pieza clave en levantadas anímicas de River. Cosa que deja en evidencia que existió la necesidad de ayudar al hincha millonario con tecnología electrónica para empujar al equipo y alentarlo. Y cosa que era motivo de canción obligada para todos los hinchas que pisaban la Centenario y Belgrano los días de superclásico. Así nos lo recuerdan los Passuccis que vivieron a pleno la década del ochenta: "ohhhhhh, cada vez son menos, solo alienta, el tablero...".
¿Por qué los hinchas de River no se ensañan con los parlantes utilizados en cancha de Racing? ¿Será porque esa noche sólo había 200 simpatizantes millonarios en Avellaneda? Probablemente.
Está claro que La 12 quizo amplificar los sonidos de sus instrumentos de viento (demás está decir que La 12 fue precursora a la hora de llevar trompetas a una cancha). Pero vamos a hacer un ejercicio. Pongámosnos una bolsa de rolitos en el pecho, sentémosnos en la fila 3 de la San Martín Baja y pensemos como un hincha de River. Forzemos la cosa y tratemos de agarrarnos de cualquier hecho para tratar de instalar que la aparición de parlantes no fue para amplificar las trompetas como argumenta La 12. Transportémosnos a la isla de la fantasía y supongamos que a la barra de Boca no le alcanzó con tener un estadio de gran acústica y a más de 40.000 personas gritando. Supongamos que La 12 quiso más y puso un pequeño parlante de X watz para amplificar los gritos. Suponiendo esto llegariamos a una deducción crucial, a una conclusión rotunda: ¡Damas y caballeros, habia aliento para amplificar! Y de esta suposición surge una pregunta que deriva en otras preguntas. ¿Qué es peor? ¿Amplificar un aliento o no alentar y quedarse en silencio?
Ya que hablamos de que los hinchas dde River no alientan, lo que no se puede negar de ninguna manera es el uso de la tecnología electrónica en el Monumental para ayudar, o hasta reemplazar, lo más sagrado que tiene el fútbol: el grito de los hinchas.
Sabido es el papel preponderante del cartel electrónico del estadio Monumental, en otra época llamado Autotrol. Cuando el equipo de Núñez vivió partidos complicados, muchas veces el tablero electrónico fue su jugador Nro. 12.
Incluso algunas veces con el estadio lleno, ese tablero era pieza clave en levantadas anímicas de River. Cosa que deja en evidencia que existió la necesidad de ayudar al hincha millonario con tecnología electrónica para empujar al equipo y alentarlo. Y cosa que era motivo de canción obligada para todos los hinchas que pisaban la Centenario y Belgrano los días de superclásico. Así nos lo recuerdan los Passuccis que vivieron a pleno la década del ochenta: "ohhhhhh, cada vez son menos, solo alienta, el tablero...".
Acá podemos ver distintos ejemplos del tablero alentando a River a minutos de haber salido al campo de juego y mientras posa para los fotógrafos, el tablero haciendo fuerza antes de la ejecución de un penal y hasta al tablero gritando estruendosamente un gol. Así se gritan los goles cuando una hinchada está diezmada y su alienta no alcanza.
Coincide con jornadas con muy pocos simpatizantes millonarios en la cancha, cosa que pone en primer plano el uso de la tecnología para reemplazar el grito de los hinchas. Lo que no tiene nada de malo, sólo que hay que asumirlo.
Muchas gracias al Passucci Jorge Rodofile, ingeniero de sonido.