domingo, 24 de marzo de 2013

¿Quiénes y por qué nos robaron las estrellas?

La cosa siempre fue bastante fácil. Boca ganaba un campeonato, entonces sumaba una estrella. Así que el título de 1919 fue festejado por aquellos boquenses como la primera estrella. Pasaron los años y a medida que Boca daba una vuelta olímpica, una nueva estrella se agregaba en el escudo. Los hinchas las cocían en las banderas. Los medios de comunicación, haciéndose eco de esa tradición, llevaban la cuenta. Y no había mucho margen de error. Por ejemplo, la vulta olímpica de 1944 en cancha de River  fue festejada, anunciada y titulada como la estrella número 14:


Fuente: El Diario correspondiente al 27 de noviembre de 1944.

Fuente: diario El Nacional correspondiente al 27 de noviembre de 1944.

El campeonato de 1954 fue la estrella número 15. Y acá podemos contarlas en el cartel que cuelga este hincha.

La estrella de 1969 fue festejada por los hinchas y anunciada por los medios como la estrella 18.

Hubo que esperar diez años para ganar un nuevo campeonato y ese de 1954, fue la estrella 15. Estrella festejada con el mismísimo vals de los 15 en una Bombonera que se venía abajo.
Pasaron los años y los torneos, y las estrellas se iban acumulando. Pero de repente, a mediados de los 70, algo pasó y hubo un giro brusco en la historia. Más que un giro, un freno y un reseteo de la cantidad de estrellas de Boca. Algo inconcebible para los hinchas que se vieron obligados a festejar el Metro 81 de Maradona y Brindisi, nuevamente como la estrella 15. 
¿Qué pasó para que los mismos medios de comunicación se desdijeran en la cantidad de estrellas? ¿Qué fue lo que hizo que a partir de esos mediados de los 70 se cambiara la cantidad de campeonatos festejados por Boca?


Es difícil hablar de error porque no hay que ser profesor de matemática para llevar en forma correcta la cuenta. Lo que sí hay que tener es coherencia. Lo que sí, hay algo que no podemos dejar pasar por alto. Cuando se produce este desfasaje, la Argentina entraba en los años más ocuros de su historia. ¿Quiénes se encargaron de robarnos las estrellas? 
Fueron los medios de comunicación los que cambiaron las cifras. Pero, ¿por qué? Como todos sabemos, esa sangrienta dictadura que tomaba el gobierno por la fuerza en 1976 vio que el fútbol podía mantener distraida a una buena parte de la sociedad. También sabemos que no eran precisamente simpatizantes de Boca. ¿El robo de estrellas fue entonces una iniciativa de los medios de comunicación para caerle simpático a esos mal paridos? ¿O habrán sido los medios de comunicación por orden de esos personajes nefastos los que cambiaron el número total de estrellas? 


Superclásico en cancha de Huracán.
Fuente: revista El Gráfico número 3019 correspondiente al 16 de agosto de 1979.

 
Fuente: revista El Gráfico número 3065 correspondiente al 4 de julio de 1978.

Fuente: revista El Gráfico número 3066 correspondiente al 11 de julio de 1978

Superclásico en cancha de River.
Fuente: revista El Gráfico número 3181 correspondiente al 23 de septiembre de 1980

Fuente: revista El Gráfico número 3187 correspondiente al 4 de noviembre de 1980

Fuente: revista River número 1890 correspondiente al 21 de abril de 1981.

Fuente: revista El Gráfico número 3236 correspondiente al 13 de octubre de 1981

River campeón 1979.


Fuente: revista River número 1894 correspondiente al 19 de mayo de 1981.


Esos mal partidos no sólo no eran hinchas de Boca. Sino que eran socios honorarios de otros clubes. De hecho, lo fueron durante mucho más tiempo luego de aquellos tristes años.

Fuente: revista Mistica número 3 correspondiente al 3 de mayo de 1997.

Los genocidas no le dieron la espalda al fútbol, más bien todo lo contrario. Hasta prestaron la suficiente colaboración para construirle a algunos clubes, casi a nuevo todas las instalaciones. No estamos hablando de hacer una tribuna. Todo a nuevo. Y obviamente a pagar en comodísimas cuotas con la plata del Estado.

Fuente: revista El Gráfico número 2978 correspondiente al 2 de noviembre de 1976

Fuente: revista El Gráfico número 2985 correspondiente al 21 de diciembre de 1976

Fuente: revista El Gráfico número 2988 correspondiente al 11 de enero de 1977

Fuente: revista El Gráfico número 2988 correspondiente al 11 de enero de 1977

Fuente: revista El Gráfico número 2988 correspondiente al 11 de enero de 1977

Fuente: revista El Gráfico número 2988 correspondiente al 11 de enero de 1977

Fuente: revista El Gráfico número 2988 correspondiente al 11 de enero de 1977

Fuente: revista El Gráfico número 3006 correspondiente al 17 de mayo de 1977

Fuente: revista El Gráfico número 3008 correspondiente al 31 de mayo de 1977

Fuente: revista El Gráfico número 3014 correspondiente al 12 de julio de 1977

Fuente: revista El Gráfico número 3014 correspondiente al 12 de julio de 1977

Fuente: revista El Gráfico número 3031 correspondiente al 8 de noviembre de 1977

Fuente: revista El Gráfico número 3032 correspondiente al 15 de noviembre de 1977

Fuente: revista El Gráfico número 3036 correspondiente al 13 de diciembre de 1977

Fuente: revista El Gráfico número 3051 correspondiente al 28 de marzo de 1978

Fuente: revista El Gráfico número 3054 correspondiente al 18 de abril de 1978

Fuente: revista El Gráfico número 3054 correspondiente al 18 de abril de 1978

Fuente: revista El Gráfico número 3063 correspondiente al 20 de junio de 1978

Fuente: revista El Gráfico número 3129 correspondiente al 25 de septiembre de 1979

Fuente: revista El Gráfico número 3129 correspondiente al 25 de septiembre de 1979.

Fuente: revista El Gráfico número 2969 correspondiente al 31 de agosto de 1976.

Las ayudas económicas de las que gozaron algunos clubes no sólo consistió en infraestructura sino en la logística para repatriar jugadores mundialistas y así poder reforzar sus equipos. Ayuda que por ejemplo le fue negada a Boca para la compra de un nueve goleador llamado Carlos Bianchi.

Fuente: revista El Gráfico número 3013 correspondiente al 5 de julio de 1977.

Fuente: revista El Gráfico número 3014 correspondiente al 12 de julio de 1977.

La ayuda a otros clubes y el robo de nuestras estrellas terminó siendo apenas una anécdota chiquita comparado con todo lo nefasto que le pasó a la Argentina en aquellos tristes años. Ya no hablamos de robar estrellas sino directamente vidas. Sin importar camisetas ni simpatías. Vidas de personas que fueron arrebatadas por esos genocidas. Nunca más.