11 de diciembre de 1992, cancha de Independiente. Por la penúltima fecha del torneo Apertura 92 Boca visitó a Platense en Avellaneda. Una noche histórica no sólo para los más de 45.000 xeneizes que llenaron la Doble Visera en condición de visitantes, sino para todos los hinchas de Boca.
Tras el mazazo sufrido ante Deportivo Español una fecha antes, aquel partido con Platense era ponerse sí o sí de cara a obtener el campeonato que venía negándose durante 11 años. Y a esa cita a todo o nada concurrió la hinchada de Boca con una certeza. Había que dejar todo y un poco más en las tribunas.
La salida de Boca al campo de juego, el éxtasis del segundo tiempo, los festejos finales fueron apoteóticos. Pero no tanto como el regreso a La Boca caminando. Camiones y autos escoltados por unos 5 mil hinchas cruzaron el Puente Pueyrredón, tomaron por asalto la Avenida Montes de Oca y dejaron bien en claro una cosa: el cielo estaba al alcance de nuestras manos. Sólo había que esperar una semana más. Que se hizo interminable. Pero que finalmente llegó.