viernes, 13 de abril de 2012

El Jugador Nro. 12 acorrala rivales 1987


14 de junio de 1987, Bombonera. Mucho se ha hablado de la presión que ejerce la hinchada de Boca en la Bombonera. Lo decimos nosotros los boquenses pero también lo dijeron Ahumada, Amadeo Carrizo, Ayala, Ángel Labruna, los jugadores del Flamengo, Mostaza Merlo, Germán Lux, Roberto Baggio, el diario Lance. Y muchísimos más.
El tema es que para presionar, para intimidar rivales, no alcanza solamente con cantar. Porque seamos sinceros, cantar, lo que se dice cantar, cantan más o menos parecidas todas las hinchadas. Menos la de River, obvio.
La cosa pasa por dejar la voz en ese canto, saltar todos al mismo tiempo y el condimento más importante de todos: la fe. Cuando 50.000 personas saltan todas al mismo tiempo creyendo que algo va a pasar, ese algo es muy posible que pase, Algunos lo llaman magia, otros mística. El nombre es lo de menos. Lo importante es que ese fenómeno es propiedad exclusiva del Jugador Nro. 12 haciendo sentir la localía como ningún otro equipo del mundo. Y hoy ponemos un ejemplo, no al azar.
Aquella final de la Liguilla, venía muy mal parida. No sólo porque Boca iba perdiendo 1 a 0 con gol en contra de Musladini sino porque Independiente nos superaba futbolísticamente. Pero tras el tiro libre de Comas al ángulo, la hinchada de Boca decidió jugar su partido y creyó que se podía ganar. Hubo fe en dar vuelta ese partido. ¿Y qué pasó? Que el “Dale Boooo” con música de la marcha peronista acorraló inmediata y misteriosamente a Independiente contra su arco forzando cuatro córners consecutivos. Si el cuarto tiro de esquina hubiera terminado en gol, no tenemos dudas de que ese gol era de la hinchada de Boca.
Y ojo que es imposible pensar que aquel equipazo que tenía Independiente se haya asustado. Había tipos con una personalidad gigantesca. Anotemos: Bochini, Marangoni, Gringo Giusti, Monzón, el Loco Enrique. El mérito exclusivo de tener a jugadores así, casi KO dentro del arco, fue del Nro. 12.