8 de abril de 2001, Bombonera. Por la fecha 10 del Clausura 2001 Boca recibe a River y le gana 3 a 0. Goleada que significaba un duro traspié para aquel River puntero, al punto que a partir de ahí, se desmoronó permitiendo que San Lorenzo lo pasara y le arrebatara el título.
Pero aquella tarde, recordada por el Topo Gigio de Riquelme ante el Palco Presidencial, Serna pegó una de nuestras patadas favoritas aplicadas contra jugadores de River.
A los 36 minutos del primer tiempo, Chicho persigió a Saviola y se lanzó a despejar pelota y humanidad. Todo junto. Duro, áspero, contundente... perfecto (?). Como corresponde. Como manda la historia de un volante central boquense.
Serna jugó los 54 minutos restantes con la guillotina de ser expulsado sobre su cabeza pero se bancó como un león la media cancha. Un verdadero león. Nada de inventos mediáticos con el ano roto (?).
No queremos hacer apología de la violencia física. Pero sí queremos tener siempre estos jugadores en nuestro equipo. Tipos que sean capaces de pegar una patada así si la situación lo requiere. Que tengan la personalidad para hacerlo.
No queremos hacer apología de la violencia física. Pero sí queremos tener siempre estos jugadores en nuestro equipo. Tipos que sean capaces de pegar una patada así si la situación lo requiere. Que tengan la personalidad para hacerlo.
De esta manera, la patada de Serna a Saviola ingresa en nuestro Salón de la Fama junto a otros guadañazos hermosos como el de Hrabina a Troglio, Krupo a Montenegro, Passucci a Gareca y Passucci a Amuchástegui.
Bien por el Passucci Serna que transpiró siempre nuestra camiseta e impuso todo el rigor y sacrificio para defenderla. En todas las canchas y ante todos los rivales. Jugadores así nos llenan de orgullo verlos en Boca. Porque así jugariamos nosotros.
Sin embargo no todo es color de rosa. Lamentamos comunicarle a Chicho que, aunque su patada nos parezca brillante y se haya ganado un luga en nuestros corazones, el puesto número 1 está muy bien custodiado y fuera de toda discusión.
Sin embargo no todo es color de rosa. Lamentamos comunicarle a Chicho que, aunque su patada nos parezca brillante y se haya ganado un luga en nuestros corazones, el puesto número 1 está muy bien custodiado y fuera de toda discusión.