Cuando Boca pasa a ser tu vida se establece una relación simbiótica. Como la que tiene una madre con su hijo. Ni hace falta decir que una mamá siente en carne propia cuando algo está mal con lo que más quiere en el mundo, su hijo. Una cosa así nos empezó a pasar con Boca allá por principios de 2004.
Pasó el tiempo y a mediados de 2011 nació inesperadamente La Passucci. Sin mucho preámbulo. Simplemente se alinearon los astros y el destino juntó a 3 tipos que tenían un par de cosas en común. Amar a Boca por sobre todas las cosas y tener ganas de hacer algo para tratar de torcer un rumbo que veíamos y nos preocupaba. La pérdida de indentidad de Boca. Birra va, birra viene, se fueron ahogando nuestras penas a medida que aportábamos ese granito de arena que creíamos necesario.
Boca estaba siendo atacado por dos frentes. El externo y especialmente el interno. Dos batallas complicadas. Decidimos comenzar con la primera, el frente externo. La destrucción del relato. Necesitábamos derribar el puente que intentaba unir las veredas de Boca y River, enfrentar a La Corpo.
Los medios de comunicación. Clarin, Nación y especialmente el Olé a partir de mediados de 2008, estaban uniendo filas para construir una ficción. Sistemáticamente empezaron a vender a River como si fuera Boca y a Boca como si fuera River. Por ejemplo, Hernán Castillo repetía día y noche en Clarín y en TN acerca de un River último en el Apertura 2008 pero primero en recaudaciones. Cosa que es mentira ya que la Memoria y Balance de AFA dice claramente que Boca había vendido más entradas sin contar el triangular de Desempate. Y dando la ventaja de que el superclásico lo había jugado de visitante. Parece una tremenda boludez, un dato para la gilada, pero fue el primer ejemplo que nos alertó que algo raro estaba pasando. Aquella mentira fue tal vez el primer ladrillo que estaba construyendo un puente. El famoso puente que hoy todavía busca unir las dos veredas. La de Boca y la de River.
Desde 1905 hasta mediados de 2000 las veredas donde caminaron Boca y River eran claras y antagónicas. Las caminaron nuestros bisabuelos, nuestros abuelos, nuestros padres y las conocían de memoria todos los medios de comunicación. La vereda soleada donde camina Boca. Una vereda de gente humilde, pobre, alegre, llena de vida, la vereda del pueblo, donde el sacrificio, la lucha y el esfuerzo están por encima de circunstanciales logros deportivos, donde se ama el barrio, donde la Bombonera es nuestra casa, donde vamos a juntarnos a charlar en la platea o al club a bañarnos si era necesario. Una vereda donde se alienta en las buenas y en las malas. Los hinchas de Boca fuimos diseñados genéticamente para las malas, ahí se redobla el grito, nos arremangamos y bancamos lo que venga con un Dale Boca como arma. Y enfrente existe la fría vereda de la sombra que ocupa un club del ascenso, una vereda 100% futbolística, donde el resultado y cómo lograrlo es lo que importa. Donde lo importante es ganar, gustar y golear. Donde el insulto es exigencia. Donde se desprecia lo popular, donde no se miran las tribunas sino lo que sucede en el verde césped. Boca ayuda a definir a River y River ayuda a definir a Boca.
Tanto esos medios de comunicación como el exitoso Boca de Macri empezaron a construir día a día ese puente lleno con miles de ladrillos. Un puente donde muchos hinchas de River empujados por Olé empezaron a pasar desde su vereda a nuestra vereda soleada al grito falaz de “No alcanzan las tribunas, no alcanzan las entradas” o “Somos el pueblo y la nueva mitad más uno”. Pero esto no fue lo peor. Algunos hinchas de Boca empezaron a cruzar al otro lado. ¿Cómo? Drogados por el opio de los éxitos permitimos que se construya la platea en la 3ra bandeja popular de Casa Amarilla, minimizamos que se dejaran de hacer socios, fuimos cómplices de cómo el club fue sacando de la vereda a la gente humilde. Barrièndola a escobazos. El hincha no socio empezó a desaparecer, se empezó a perder la costumbre de ir a la cancha con un amigo, con un hijo, Boca empezó a marginar a Boca. Y no nos dimos cuenta porque los títulos nos embriagaban, nos llenaban la panza. Una panza que estaba acostumbrada a sufrir hambre. De pronto pasamos de llorar de alegría tres días seguidos y quedarnos festejando hasta las 5 de la mañana en Almirante Brown un campeonato local como el del 92 a mirar la hora en 2008 durante la vuelta olímpica en Racing vs Tigre. y poner cara de “¿Tamos? Y si, vamos yendo para que no se complique la vuelta en el puente”.
La Passucci subió un post cada dia por medio desde julio de 2011 a 2015. Cada post fue único, buscado, dedicándole muchas horas de trabajo e investigación. Se subieron cientos de cosas que mucha gente no conocía. Buscamos darle al hincha de Boca armas para derribar ese puente que estaba en construcción. Posts que en algunos casos se transformaron en emblemáticos. Hoy cualquiera que busque material de Boca se va a encontrar con ese logo amarillo con la cara de Roberto. Miles de personas nos escribieron agradeciendo, otras miles nos putearon lindo pidiéndonos más de lo que puede hacer un blog o incluso cuestionándonos porque supuestamente “no entendimos que Boca cambió”, “que la Libertadores es todo”,“que lo único importante es ganar” o “que somos termos”. En estos años sentimos que cada post encarado era un remedio para sentirnos mejor. Mejor con Boca y con nuestra conciencia. Y pasamos a conocer a mucha gente que levantó esas 4 banderas que estamos convencidos que sostienen a Boca: Barrio/Bombonera/Colores/Hinchada. Podriamos citar a los pibes de Boca es Pueblo, que mientras muchos critican tapaditos y calentitos en la cama con el celular en la mano, ellos van y te pintan veredas para despertar el sentido de pertenecia en un barrio al que el club le cerró la puerta. Podríamos citar a muchos mas que incluso scaneando un viejo diario también traban de cabeza por Boca todos los días. Cada vez hay más gente tratando de darle un lugar a nuestra historia e identidad. Nos sentimos parte de eso y nos pone bien que así sea. La Passucci somos todos.
¿Qué paso con La Passucci desde marzo de este año? Empezamos a creer que cumplimos un ciclo, que logramos mucho de lo que queríamos (especialmente la rebeldía popular frente a las mentiras de los medios como Olé) y que después de las elecciones más importantes de la historia de Boca, en diciembre no se renovó un mandato. Estaba en juego si Boca podía volver a sus raíces, reconstruir su vereda o si seríamos testigos de ver cómo nos construyen un Puerto Madero en la vereda del club. Frente a ese escenario nos empezamos a sentir incómodos desde donde estábamos. Ya no éramos 3 tipos, sino muchos más. Había que dejar la tibieza de lado y empezar a apostar más fuerte. Y sentimos que La Passucci no es el medio. La Passucci tomó el nombre de Roberto Passucci como homenaje a un tipo que salió a copar la parada frente a un traidor, transformándose en uno de nosotros para impartir justicia en territorio enemigo. Ese sentimiento de justicia nos inspìró allá por 2011. Queremos mucho a Roberto. Podemos coincidir con él o no en cosas trascendentales de la vida del club, pero en esto que se viene queremos sacar a Roberto del medio. Él tuvo un gran gesto con nosotros cediéndonos su nombre para crear el movimiento.
La Passucci va a mutar, va a evolucionar, se va a transformar, vamos a seguir defendiendo nuestra vereda pero desde otro lugar, con las misma armas pero con más fuerza. Ojalá todos ustedes, fieles acompañantes de La Passucci nos vuelvan a acompañar, fueron casi 5 años incréibles. Ahora se viene lo mejor. Vamos a defender a Boca, a la Bombonera, a nuestras raíces y vamos a gritar más fuerte que nunca. Dale Boca carajo. Gracias totales.