19 de diciembre de 1993, estadio Monumental. Cansado de los silbidos e insultos hacia su persona, Walter Silvani festejó el gol del triunfo frente a Deportivo Español por el Apertura, pidiéndole a los hinchas que no lo gritaran.
A partir de ese instante, el Jugador -1, en vez de dedicarse alentar a un equipo que alcanzaba la punta del campeonato, hostigó sistemáticamente a su delantero.
Algo que en realidad no debería sorprender ya que consultado al respecto, el DT Daniel Passarella terminó confesando que esa hinchada también había insultado a glorias de River como Labruna, Pedernera, Pipo Rossi, Moreno, Loustau.
La nota es larga y por más que en La Passucci hayamos destacado algunos párrafos, vale la pena leerla toda para tratar de tomar conciencia de la crueldad del Jugador -1. Rompiendo su estadio en 2011, insultando a jugadores de La Máquina o ensañándose con un Silvani en 1993. Y cientos de ejemplos más.
Alguna vez, habría que tratar seriamente el tema, si es posible con una junta de psicólogos para que podamos entender qué motivos hacen que el hincha de River hayan puteado o silbado a tantos jugadores propios. Un acto de desamor que, por lo menos para el hincha de Boca, es imperdonable.
Fuente: revista El Gráfico número 3872 correspondiente al 21 de didicmebre de 1993.
