14 de junio de 1987, Bombonera. La final de la Liguilla terminó en derrota 2 a 1 ante Independiente, pero esa tarde, el Jugador Nro. 12 dio una clase más de como una hinchada puede empujar desde afuera. Previo al empate de Comas y a continuación, el clima de la Bombonera fue tremendo. En especial, en una jugada donde Boca forzó tres corners consecutivos y dio la sensación de que el Nro. 12 era capaz hata de meter el gol.
A tal punto el estadio de Boca fue una verdadera caldera, que El Gráfico se preguntó si el triunfo del Rojo no había sido una hazaña.
Para hacer sentir la localía, nadie le llega a los tobillos a la hinchada de Boca. Cantos, gritos, bombos, aliento incesante. Todas cosas que son moneda corriente en Boca desde su misma fundación y por los siglos de los siglos.
Fuente: revista El Gráfico número 3532 correspondiente al 16 de junio de 1987.