Nota extraída de EuroBanfield.com donde habla por primera vez el socio de Banfield que, sin sospecharlo, le terminó poniendo a River el apodo que merecía: "gallina". Hoy día las palabras River y gallinas son sinónimos. Algo que debemos agradecer a este anónimo simpatizante:. “...tiré la gallina para cagarme de risa, no hubo ninguna otra intención...”.
-¿Cómo se llama?
-Eso es lo único que no te voy a contestar.
-¿Por qué?
-Porque en mi juventud hice algo de lo que me enorgullezco, pero que hoy en día me puede traer algunos problemas.
-¿Qué hizo?
-¿Viste que a los de River les dicen “Gallinas”?. Es por mi culpa.
La cancha de Banfield se va llenando. Es un partido más en la historia, pero en la tribuna hay un hincha que no pasa desapercibido cuando se repasan los hechos destacados. Hace 53 años que es socio y la platea local parece, a esta altura, una habitación más de su casa. Algo lo distingue del resto, ya que sin haber ejercido un puesto político en el club, es igualmente reconocido.
En mayo de 1966, River Plate disputaba la final de la Copa Libertadores de América contra Peñarol de Montevideo. En la ida, disputada en Uruguay, ganó Peñarol por 2-0. Luego, en el Monumental, River venció 3-2 y esto llevó la serie a un tercer y definitivo partido en el Estadio Nacional en Chile. El equipo argentino comenzó ganando 2-0 un partido que se le presentaba fácil, pero los dos goles convertidos en el complemento por los carboneros, sumados a otros dos en el tiempo extra, le quitaron de las manos la tan ansiada copa.
Cuatro días después, River debía enfrentar a Banfield en el estadio de Peña y Arenales.
“Se planeó todo en ‘Mi club’, una discoteca a la cual yo concurría con mi grupo de amigos y con cuyo dueño tenía una fuerte amistad. Cuando el jueves nos reunimos, charlamos sobre River y se nos ocurrió hacerles alguna cargada. Fue ahí cuando surgió la idea. Nos pareció algo perfecto para el momento que ellos estaban viviendo”, comenta el ideólogo con una mezcla de alegría y nostalgia. “Nos pusimos de acuerdo con el comisario, que también se juntaba a ‘chupetear’ con nosotros, para que nos dejara entrar. Así que no hubo problemas, nos dijo que iba a dejar la zona liberada un rato antes del partido para que pudiéramos llevar la gallina a la boletería, lugar donde también nos veíamos para ‘copetear’ los días de partido”, agrega.
La gallina, de raza lego y color blanco, se iba a convertir, sin saberlo, en uno de los protagonistas de la tarde. La mantuvieron dentro de una bolsa de panadería industrial vistiendo una cinta roja pegada en el pecho con cinta scotch, hasta diez minutos antes del partido. “Antes de que empezara, llevamos la bolsa con el animal hasta la platea y esperamos a que saliera River para tirarla. El que encabezó la fila fue Oscar “Pinino” Mas y cuando pisó el césped se la tiré adelante. La pobre gallina ligó, de Pinino, una patada en el orto que la hizo picar hasta el otro lado de la cancha y todos los fotógrafos empezaron a correrla desde atrás”, recuerda entre carcajadas dignas de un buen bromista.
El acto estaba consumado y la reacción no tardó en llegar.
“En la tribuna estábamos todos cagándonos de risa, los de River calientes como yeguas y los fotógrafos como locos corriendo de un lado para el otro intentando fotografiar a esa, la primera gallina”, continua el testigo protegido, y añade: “El que más lo disfrutó fue el ‘Portugués’, canchero de Banfield, que con el partido listo para arrancar, la agarró, la llevó al vestuario y la hizo cagar ahí mismo. Esa misma noche fue guiso”.
-¿En ese momento creyó que le iba quedar el mote para el resto de la historia?
-No, ni lo pensé la verdad. Antes nos divertíamos así, eran jodas comunes. Lo hice para cagarnos de risa, no hubo ninguna otra intención. Pero se ve que gustó.
La chanza estaba hecha, todos los plateístas sabían quién había sido el autor material del hecho pero un acuerdo tácito hizo que nadie revelara el secreto. Las primeras repercusiones fuera del ámbito de Banfield llegaron recién 30 años después.
“Un periodista que escribió dos o tres libros de la historia de Banfield, Víctor Raffo, que en una oportunidad me había preguntado sobre el tema, le dió mis datos a Carlos Carpaneto, que escribe en el diario Olé sobre Banfield. Éste me llamó por teléfono para hacer una nota y yo le dije que no tenía nada que ver con el tema. Después, una filial de Boca en Brandsen me invitó a comer un asado para conmemorar la fecha pero tampoco fui”, explica el hincha convencido de que preservar su identidad es la mejor forma de resguardarse y agrega: “Hasta el Secretario de Cultura de la Municipalidad de Lomas de Zamora me ofreció siete lucas para ir a contar la historia al programa de Susana Giménez y también dije que no”.
-¿Le dijo que no a siete mil pesos?
-Sí, nene, prefiero seguir viviendo en paz.
Autor: Juan Manuel Cignoni
FUENTE: Eurobanfield.com
-¿Cómo se llama?
-Eso es lo único que no te voy a contestar.
-¿Por qué?
-Porque en mi juventud hice algo de lo que me enorgullezco, pero que hoy en día me puede traer algunos problemas.
-¿Qué hizo?
-¿Viste que a los de River les dicen “Gallinas”?. Es por mi culpa.
La cancha de Banfield se va llenando. Es un partido más en la historia, pero en la tribuna hay un hincha que no pasa desapercibido cuando se repasan los hechos destacados. Hace 53 años que es socio y la platea local parece, a esta altura, una habitación más de su casa. Algo lo distingue del resto, ya que sin haber ejercido un puesto político en el club, es igualmente reconocido.
En mayo de 1966, River Plate disputaba la final de la Copa Libertadores de América contra Peñarol de Montevideo. En la ida, disputada en Uruguay, ganó Peñarol por 2-0. Luego, en el Monumental, River venció 3-2 y esto llevó la serie a un tercer y definitivo partido en el Estadio Nacional en Chile. El equipo argentino comenzó ganando 2-0 un partido que se le presentaba fácil, pero los dos goles convertidos en el complemento por los carboneros, sumados a otros dos en el tiempo extra, le quitaron de las manos la tan ansiada copa.
Cuatro días después, River debía enfrentar a Banfield en el estadio de Peña y Arenales.
“Se planeó todo en ‘Mi club’, una discoteca a la cual yo concurría con mi grupo de amigos y con cuyo dueño tenía una fuerte amistad. Cuando el jueves nos reunimos, charlamos sobre River y se nos ocurrió hacerles alguna cargada. Fue ahí cuando surgió la idea. Nos pareció algo perfecto para el momento que ellos estaban viviendo”, comenta el ideólogo con una mezcla de alegría y nostalgia. “Nos pusimos de acuerdo con el comisario, que también se juntaba a ‘chupetear’ con nosotros, para que nos dejara entrar. Así que no hubo problemas, nos dijo que iba a dejar la zona liberada un rato antes del partido para que pudiéramos llevar la gallina a la boletería, lugar donde también nos veíamos para ‘copetear’ los días de partido”, agrega.
La gallina, de raza lego y color blanco, se iba a convertir, sin saberlo, en uno de los protagonistas de la tarde. La mantuvieron dentro de una bolsa de panadería industrial vistiendo una cinta roja pegada en el pecho con cinta scotch, hasta diez minutos antes del partido. “Antes de que empezara, llevamos la bolsa con el animal hasta la platea y esperamos a que saliera River para tirarla. El que encabezó la fila fue Oscar “Pinino” Mas y cuando pisó el césped se la tiré adelante. La pobre gallina ligó, de Pinino, una patada en el orto que la hizo picar hasta el otro lado de la cancha y todos los fotógrafos empezaron a correrla desde atrás”, recuerda entre carcajadas dignas de un buen bromista.
El acto estaba consumado y la reacción no tardó en llegar.
“En la tribuna estábamos todos cagándonos de risa, los de River calientes como yeguas y los fotógrafos como locos corriendo de un lado para el otro intentando fotografiar a esa, la primera gallina”, continua el testigo protegido, y añade: “El que más lo disfrutó fue el ‘Portugués’, canchero de Banfield, que con el partido listo para arrancar, la agarró, la llevó al vestuario y la hizo cagar ahí mismo. Esa misma noche fue guiso”.
-¿En ese momento creyó que le iba quedar el mote para el resto de la historia?
-No, ni lo pensé la verdad. Antes nos divertíamos así, eran jodas comunes. Lo hice para cagarnos de risa, no hubo ninguna otra intención. Pero se ve que gustó.
La chanza estaba hecha, todos los plateístas sabían quién había sido el autor material del hecho pero un acuerdo tácito hizo que nadie revelara el secreto. Las primeras repercusiones fuera del ámbito de Banfield llegaron recién 30 años después.
“Un periodista que escribió dos o tres libros de la historia de Banfield, Víctor Raffo, que en una oportunidad me había preguntado sobre el tema, le dió mis datos a Carlos Carpaneto, que escribe en el diario Olé sobre Banfield. Éste me llamó por teléfono para hacer una nota y yo le dije que no tenía nada que ver con el tema. Después, una filial de Boca en Brandsen me invitó a comer un asado para conmemorar la fecha pero tampoco fui”, explica el hincha convencido de que preservar su identidad es la mejor forma de resguardarse y agrega: “Hasta el Secretario de Cultura de la Municipalidad de Lomas de Zamora me ofreció siete lucas para ir a contar la historia al programa de Susana Giménez y también dije que no”.
-¿Le dijo que no a siete mil pesos?
-Sí, nene, prefiero seguir viviendo en paz.
Autor: Juan Manuel Cignoni
FUENTE: Eurobanfield.com
29 de mayo de 1966, cancha de Banfield. Por primer avez en la historia se recibe a River en un campo de juego, lanzando una gallina.