“Que alegría, que alegría, olé olé olá, vamos Boca todavía, que estás para ganar, como esta hinchada loca, seguro que no hay, no hubo en la Argentina, no hubo en el Mundial, porque tenemo' aguante, no hacemo' la amistad, che Rojo (o quien corresponda) vigilante…”.
Himno ochentoso por excelencia. Cuando algunas hinchadas ni soñaban con ir a un mundial y otras, como la de River, ni siquiera había nacido, La 12 daba cátedra. Este 9 de noviembre de 1986 Boca se estaba comiendo un paseo de novela con Independiente, pero a La 12 no la baila nadie. Con un 0-4 en contra y con un jugador menos, se puso 2-4 y el aliento fue conmovedor. La gente del Rojo miraba en silencio. Ni pañales, ni maiz, ni silbidos, ni insultos, aliento puro, emocionante. Una derrota que dolió, pero esa noche, como todas en la década del 80, los hinchas de Boca podíamos ver tranquilos Fútbol de Primera. No había campeonatos para festejar pero en la tribuna éramos campeones del mundo. No teniamos rivales. Siempre únicos e inimitables.